La tradición del teatro bailado Cocolo: Patrimonio de la Humanidad
Proclamada originalmente en 2005 e inscrita en 2008 en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, la tradición del teatro bailado Cocolo se desarrolló entre los descendientes de los esclavos británicos del Caribe, que llegaron a la República Dominicana a mediados del siglo XIX para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar.
Esta comunidad, lingüística y culturalmente distinta, fundó sus propias iglesias, escuelas, sociedades benéficas y servicios de asistencia mutua.
Sus expresiones más distintivas, sin embargo, eran las representaciones anuales del teatro bailado.
Aunque originalmente peyorativo, el término “cocolo” designa a los migrantes que trabajaban en las plantaciones británicas de caña de azúcar de la isla. Hoy día, se utiliza con orgullo.
Varios grupos solían hacer representaciones de Cocolo en Navidad, el día de San Pedro y durante las fiestas de Carnaval.
En estas representaciones se unen de manera creativa temas de distintos mundos: música y danza de origen africano, intrigas, leyendas y personajes dramáticos tomados de la literatura bíblica y medieval europea.
En las celebraciones se cantan villancicos, se oye música de grupos de cuerdas, se puede asistir al famoso Niega business, con bailes de máscaras y representaciones teatrales como “David y Goliat”, “Moko-Yombi” o “Vaqueros e indios”.
El mestizaje de tradiciones culturales africanas y británicas, y su adaptación al medio católico español, es una expresión notable de creatividad.
Aunque los miembros más viejos de la comunidad cocolo todavía hablan en casa el inglés caribeño, la mayoría de ellos han perdido su antigua lengua materna y actualmente sólo utilizan el español.
Hoy día, los cocolos viven dispersos en varias regiones de la República Dominicana y la mayoría de ellos se han integrado cultural y lingüísticamente dentro de la sociedad dominicana.
Esta evolución hace más difícil para los miembros de la comunidad cocolo más viejos conservar sus instituciones específicas y mantener viva la tradición del teatro bailado. Pero se esfuerzan por transmitir la tradición a las generaciones más jóvenes.
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